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LESIONES HABITUALES EN EDADES TEMPRANAS EN EL FÚTBOL

Como ya sabemos, el fútbol es un deporte de equipo, donde existe el contacto físico y es por esto, entre otros factores, por lo que se producen una gran cantidad de lesiones y patologías. Diversas investigaciones informan de que la práctica de deportes de equipo, mayoritariamente en los que existe contacto físico, produce un mayor índice lesional entre sus participantes (Olmedilla et al. 2006; Reverter & Plaza, 2002). Durante los periodos comprendidos entre los estadios finales de la infancia y la pubertad, el niño/a se expone a la lesión debido al tiempo de exposición a la práctica deportiva, entre otros factores madurativos que son intrínsecos del propio individuo (Janz, 2004).

Según un estudio de Caine et al. (2008), los autores hacen hincapié en cómo los diferentes investigadores se han centrado en las tasas de incidencia lesional calculando el número de lesiones por 1000 horas de exposición deportiva, por lo que el riesgo de lesión tiene una relación directamente proporcional al tiempo de exposición de actividad. Estas tasas de incidencia lesional basadas en la exposición deportiva informadas con mayor frecuencia, proporcionan una base importante para estudiar la capacidad de predicción de los factores de riesgo y la eficacia de las medidas preventivas. Y no sólo la exposición es un factor riesgo, de hecho, la edad, también forma parte de los factores de riesgo no modificables (Bahr y Holme, 2003). Se cree que el crecimiento acelerado de la adolescencia está asociado con un mayor riesgo de lesión atribuible a factores tales como una mayor rigidez de los músculos y los tendones (Micheli, 1983) y la disminución de la fuerza fisiaria (Flachsmann et al., 2000).

Siguiendo en la misma línea, los jóvenes de la misma edad cronológica pueden variar considerablemente en el estado de madurez biológica en la cual se encuentren, y las diferencias individuales en el estado de madurez influyen en las medidas de crecimiento y rendimiento durante la infancia y la adolescencia (Janz, 2004). Como por ejemplo, la revisión bibliográfica realizada por Faude et al. (2013), los autores observaron en la batería de estudios analizados una incidencia de lesiones durante el entrenamiento, la cual fue casi constante para los jugadores de 13 a 19 años, con un rango de 1 a 5 lesiones por cada 1000 horas de entrenamiento. La incidencia de lesiones en los partidos tendió a aumentar con la edad en todos los grupos de edad, con una incidencia promedio de alrededor de 15 a 20 lesiones por 1000 horas de partido en jugadores mayores de 15 años.

Ahora que conocemos los orígenes de las lesiones en estas edades tempranas, vamos a conocer las lesiones más habituales que les acontecen a los jóvenes en el fútbol. A la hora de tratar cualquier tipo de lesión, tenemos que tener en cuenta ciertos aspectos que son generales, lo primero, saber que es una lesión como concepto:

  • Cualquier daño que se le haga al organismo, ya sea psicológico o físico, practicando una actividad deportiva siendo amateur o profesional ocasionando lesión o discapacidad.
  • Daño en la estructura o morfología de una parte del cuerpo que provoca una alteración en la vida diaria del individuo.
  • La Organización Mundial de la Salud (OMS), también lo define como “toda alteración del equilibrio biopsicosocial”.

Estas son definiciones que describen la lesión desde diferentes puntos de vista y todos ellos son válidos, sin embargo, en la cuestión que vamos a abordar a continuación, nos vamos a centrar en las lesiones deportivas que según el Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel (NIAMS), se refiere a “tipos de lesiones que ocurren con mayor frecuencia durante los deportes o el ejercicio, como esguinces, torceduras y fracturas por estrés”. Este tema de salud se centra en los tipos de lesiones deportivas que afectan a los músculos, los tendones, los ligamentos y los huesos. Además, el NIAMS clasifica las lesiones deportivas en dos tipos:

  • Las lesiones agudas, que ocurren de repente mientras se está jugando o haciendo ejercicio.
  • Las lesiones crónicas, que suelen estar relacionadas con el uso excesivo de la parte lesionada y se desarrollan gradualmente con el tiempo.

Una vez sabemos qué son y cómo pueden ser las lesiones deportivas, es hora de conocer los tipos de lesiones deportivas por sobreuso que podemos encontrarnos en edades tempranas:

  • Síndrome de Osgoood Schlatter
  • Síndrome de Sinding-Larsen-Johansson
  • Enfermedad de Sever
  • Fractura por estrés de la columna vertebral
  • Osteopatía dinámica de pubis

 

En primer lugar, el Síndrome de Osgoood Schlatter consiste en una inflamación del hueso, cartílago y/o tendón de la parte superior del hueso de la tibia, llamada tuberosidad tibial, el lugar donde se adhiere el tendón de la rótula. Afecta a los adolescentes en etapa de crecimiento y que practica un deporte (como el fútbol). Es frecuente en edades comprendidas, sobre todo, en los últimos años de crecimiento, es decir, entre los 14 y 16 años.

Una de las causas de esta afectación, relacionado con el fútbol, es que su aparición suele estar causada por la tensión provocada por extensiones bruscas de rodilla. Cuando se contrae, el tendón puede tirar de la tibia produciendo dolor. Según Quirónsalud-Aribau, la enfermedad de Osgood-Schlatter ocurre con mayor frecuencia durante períodos de crecimiento acelerado, cuando los huesos, músculos, tendones y otras estructuras cambian rápidamente. Debido a que la actividad física ejerce presiones y tracciones adicionales sobre los huesos y los músculos, los niños que participan en deportes, especialmente en los deportes de correr y saltar, tienen un mayor riesgo de padecer esta afección. Sin embargo, los adolescentes menos activos también pueden experimentar este problema.

En la mayoría de los casos de enfermedad de Osgood-Schlatter, medidas simples como el reposo deportivo, frío local y analgésicos no esteroideos (AINES) pueden ayudar a su recuperación . Una vez la fase aguda de dolor haya cesado, ejercicios de estiramiento y fortalecimiento de cuádriceps pueden ayudar a reducir la tensión en el lugar en donde el tendón de la rótula se inserta, aliviando el dolor y permitiendo volver a sus actividades deportivas diarias. La restricción del deporte intenso o práctica de ejercicio físico intenso puede ser de varios meses hasta que desaparece el dolor.

En segundo lugar, según el American Medical Society for Sports Medicine (AMSSM) el Síndrome Sinding-Larsen Johansson (SLJ), puede ser es una causa de dolor de rodilla debido a irritación de la placa de crecimiento (apófisis) y la zona inferior de la rótula (patela). Este tipo de irritación a veces se le llama apoficitis. Los niños y niñas tienen áreas de crecimiento abierta en sus huesos que están hechas de cartílago en donde los músculos y tendones se unen. Estas áreas de crecimiento podrían irritarse con estrés repetitivo (flexo-extensiones de rodilla profundas) o un golpe repentino en la estructura, en este caso, en individuos activos entre las edades de 8 a 13 años (estadios finales de la infancia y principios de la pubertad). Los niños y niñas frecuentemente se quejan de dolor e hinchazón en el área inferior de la rótula que podría empeorar al subir escaleras, correr, saltar, doblar la rodilla profundamente o “arrodillarse”.

Los síntomas se pueden manejar con reposo deportivo, hielo y antiinflamatorios no-esteroideos como ibuprofeno o naproxeno. A veces, una rodillera o correa para el tendón patelar podría ser beneficioso. Por otro lado, ejercicios de estiramiento y fortalecimiento del cuádriceps y los isquiotibiales, al igual que fortalecimiento de los músculos del núcleo de la cadera y pierna, es decir, el CORE. Es importante que los deportistas jóvenes hagan los ejercicios fuera del entorno deportivo y realicen una adecuada rehabilitación y readaptación física guiada por profesionales del ejercicio físico para evitar episodios dolorosos de la rodilla con objeto de prevenir futuras lesiones y/o posibles recaídas que agraven más el escenario de inicio.

 

En tercer lugar, la Enfermedad de Sever o también conocida como conocida como osteocondritis o apofisitis, se trata de una afección inflamatoria del cartílago de crecimiento en el hueso del talón (calcáneo). La enfermedad de Sever, ocurre cuando los niños u jóvenes experimentan un crecimiento acelerado, entre los 8 y 14 años más común en el sexo masculino. La causa más común de dolor en el talón en “deportistas” en edad de crecimiento y es debido al uso excesivo y micro traumatismos repetidos en las placas de crecimiento del calcáneo. Esta apofisitis que genera una inflamación aguda del cartílago de crecimiento del talón, es originado de la tensión muscular del tendón de Aquiles y de la fascia del pie (sistema aquíleo-calcáneoplantar) ejercida en la zona durante el periodo de crecimiento.

En los primeros estadios, suele aparecer dolor en el talón al finalizar la práctica deportiva y desaparece tras un periodo breve de reposo. En estadios más avanzados, puede llegar a provocar el cese de cualquier actividad que conlleve una solicitación de la musculatura posterior de la pierna y un impacto contra el suelo (correr, saltar…).

En cuanto al tratamiento, puede mejorar con descanso o reposo de la zona implicada, frío local y AINES. Los estiramientos de la parte posterior pueden ayudar a relajar la musculatura reduciendo la tensión del tendón de Aquiles. En estos casos puede ser beneficioso el uso de taloneras.

En cuarto lugar, según Quirónsalud-Aribau la Fractura por estrés de la columna vertebral, aunque es poco frecuente, es relevante mencionar la espondilólisis por la importancia de su detección temprana. Esta es una fractura de estrés de la unión articular entre dos vertebras generalmente de la zona lumbar baja pudiendo ser la causa de dolor lumbar en los niños/as y adolescentes. Estas fracturas por estrés pueden ocurrir durante los períodos de crecimiento acelerado de la adolescencia y en deportes en los que hay una hiperextensión repetida de la columna, como la gimnasia, el tenis, voleibol o el fútbol. Según el Dr. García Fontecha, es la “causa orgánica más común de dolor de espalda en niños entre los 10 y los 15 años, aunque es infrecuente por debajo de 5 años. En niños y adolescentes, los defectos óseos suelen asentar en L5 (quinta vértebra lumbar), con el resultado de deslizamiento de L5 sobre el sacro (formado por las vértebras sacras, que están fusionadas)”.

El dolor suele ser leve y puede irradiarse a los glúteos y las piernas, empeora con la actividad y mejora con el descanso y AINES. Ante la presencia de un dolor lumbar mantenido que empeora con el deporte debe realizarse una revisión por parte de un traumatólogo especializado y como mínimo un estudio radiológico específico.

 

En quinto y último lugar, la Osteopatía Dinámica de Pubis o también conocido como la famosa “Pubalgia”, según Launay (2015), los síntomas aparentes de la pubalgia deportiva, generalmente vistos en adultos, son cada vez más frecuentes en adolescentes. La pubalgia es un síndrome doloroso localizado en el pubis y sus zonas colindantes, que incluye las siguientes patologías: • Entesopatía del recto abdominal;• Entesopatía de los aductores; • Osteopatía púbica microtraumática. No existe evidencia científica acerca de un baremo de edades tempranas localizadas en este síndrome, pero los síntomas aparecen generalmente cuando existe un desarrollo excesivo de la musculatura aductora en la pierna y un descompensado poco desarrollo abdominal. Por ello, en el caso del fútbol,  los movimientos de aceleración, desaceleración y cambios de direcciones bruscos, además del golpeo con el pie, fuerte (del balón),  son los momentos en los que se produce un efecto de cizallamiento a nivel del pubis.

Cuando el jugador presenta pubalgia, es necesario un reposo absoluto  inmediato de la actividad deportiva en un periodo inicial (agudo) hasta que desaparezca el dolor por completo. Durante este periodo, la crioterapia (10 minutos, 3 veces al día), la toma de analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos y la kinesioterapia, la cual que debe ser hecha por profesionales capacitados para evitar que la lesión caiga en una cierta tendencia a la cronicidad, son obligatorias. Una vez se pasa la fase aguda, el protocolo de actuación principal se basa en la potenciación de la musculatura, en especial la abdominal. Los ejercicios de aductores se trabajarán de manera isométrica para luego ir aumentando cargas con ejercicios isotónicos. Es importante trabajar, también, la elasticidad articular mediante estiramientos de aductores y de psoas iliaco. A partir de aquí, también se iniciará el trabajo aeróbico que irá avanzando en velocidad y añadiéndose dificultad en los desplazamientos. Además de iniciar una progresión en los gestos técnicos propios del fútbol, aumentando gradualmente la intensidad y complejidad de los mismos a medida que el jugador/a vaya tolerando ciertas intensidades y volúmenes de entrenamiento.

 

Por último y no menos importante, es recomendable como método preventivo para cualquier tipo de lesiones anteriores por sobreuso, aplicar los diversos principios del entrenamiento (biológicos y pedagógicos) como es el de progresión para garantizar una correcta vuelta a la normalidad deportiva. Esto implica, de forma práctica, aumentar gradualmente los ejercicios cuando una actividad nueva es comenzada, ya que podría prevenir una recaída u otras lesiones nuevas. La regla general es aumentar la intensidad, duración y/o volumen no más de un 10% cada semana para evitar lesiones y una correcta readaptación del individuo a la práctica deportiva, sin embargo, esta regla general va estar sujeta principalmente a la respuesta biológica y motriz del lesionado, además de que cada tipo de lesión tiene una evolución diferente dependiendo de la estructura afectada del organismo. Por lo que cada una/o, tendrá una evolución en el “return to play” más o menos rápida hasta finalizar el proceso de readaptación y  garantizando una segura vuelta a la normalidad deportiva.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

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